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ABR
25

 

Empresa Carlos Herrera premió tres proyectos estudiantiles que participaron en concurso social enfocado al uso del acero

---Destacando el alto nivel de los trabajos presentados, el miércoles 23 de abril se efectuó la premiación del concurso Carlos Herrera en el que estudiantes de la carrera de Arquitectura  de la Universidad Central tuvieron como desafío diseñar un centro terapéutico residencial para la Fundación Paréntesis, en el norte de Chile.
---A la ceremonia asistieron el decano (I) de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Paisaje, Rodrigo de la Cruz, y el director (I) de la Escuela de Arquitectura, Oscar Godoy, además de otros directivos, académicos y alumnos. En tanto, la empresa Carlos Herrera fue representada por Claudia y Carlos Herrera.
---En sus palabras de bienvenida, el director Oscar Godoy dijo que la escuela busca “generar conciencia en la labor social que deben tener nuestros estudiantes en la construcción de la idea”. Enfatizó que las tres propuestas ganadoras lograron diferenciarse “de las demás por la forma y la sensibilidad como abordaron la temática tecnológica-social, la medida y magnitud arquitectónica del encargo y la claridad del desarrollo programático”.


LaPor su parte, la Gerente General de Carlos Herrera, Claudia Herrera, también resaltó el nivel alcanzado y agregó que esperaba volver a repetir esta experiencia el próximo año.
---Posteriormente, se otorgaron los premios. El primer lugar fue para Carolina Avendaño y Karen Leiva, mientras que el segundo puesto fue para Cristina Moreno y Carolina Orellana, y el tercero para Luciano Durán, Macarena Cuevas y Juan Díaz.
---Cada uno de ellos recibió un  diploma. Además, se entregó $1.500.000 para el grupo que obtuvo el primer lugar, $1.000.000 para el segundo y $500.000 para el tercero.

Impulsando proyectos sociales en acero
---La convocatoria, promovida por la empresa Carlos Herrera, forma parte de un plan piloto que partió por la constante búsqueda de integrar el acero, desde la medida del hombre, en un proyecto de complejidad social. Este desafío lo tomó la Escuela de Arquitectura mediante un llamado interno a alumnos y docentes de los Talleres de séptimo y octavo semestres.
---La idea de fondo de la colaboración entre ambas instituciones, fue apoyar el desarrollo tecnológico propio de la empresa y la vocación social de la universidad. Para ello, se organizó un concurso que tuvo por objetivo el diseño de un centro terapéutico residencial mixto para la Fundación Paréntesis, en Copiapó, para acoger en el futuro a personas en situación de extrema pobreza, con problemas de drogadicción y alcoholismo.
---“Entre los aspectos ya mencionados como motor y motivación del encargo, se consideraron otros fundamentales: propuesta de conjunto con una lectura crítica del lugar, desarrollo del cuerpo edificado con un diálogo sostenido, a partir de la aplicación del acero en la construcción proyectual, la organización de espacios comunitarios, definición del modelo estructural y la materialización, sostenibilidad medioambiental con propuestas en torno a la eficiencia y estrategias en la aplicación de la tecnología con sentido” precisó el director.
---Asimismo, señaló que el proyecto que ganó “parte con la construcción conceptual, a partir de entender la complejidad del tratamiento de los pacientes. Se plantea generar una arquitectura que rompa los límites establecidos en el común de las construcciones”.
---En tanto, la estudiante Karen Leiva acotó que la propuesta “se diseñó privilegiando el espacio exterior, ya que fue en el norte del país, construyéndose esta tipología de tramas sobre los módulos, de manera que se pudiera vivir el lugar de manera agradable y a resguardo del sol”.
---Su compañera de equipo, Carolina Avendaño, añadió que  fue “interesante involucrar el acero” y que  éste “termina apropiándose de la habitabilidad de los espacios y logra integrarse con las personas, con lo acogedor y cotidiano de una casa o de una residencia, como en este caso, que es más privada y que juega con los espacios íntimos de la gente”.
---Por último, ambas jóvenes explicaron que se incluyó una capilla y un cultivo de olivos para que quienes se están recuperando puedan trabajar  y de esta manera, hacerlo parte del programa que lleva a cabo la fundación.

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