Corría el año 1910, Chile celebraba el centenario de su independencia y el ex Presidente Ramón Barros Luco aprobaba un revolucionario proyecto urbano para Santiago: un barrio modelo en el que habitarían los obreros y las clases más humildes.
Se trataba de la población Huemul, concebida por el arquitecto Ricardo Larraín Bravo, y que se situaba en las afueras del extremo sur poniente de la ciudad, que en aquella época tenía su límite en Avenida Matta.
Esta se construyó con los mejores materiales importados. Se forestó con palmas de Islas Canarias, tuvo su centro en calle Bío -Bío y sedujo a muchos residentes que decidieron instalarse en ese lugar. Uno de ellos fue la poetisa Gabriela Mistral.
Huemul es considerada por algunos urbanistas como la primera ciudad satélite. Para otros es el primer indicio de segregación en las políticas urbanas. Sin embargo, hay consenso en que marca el epicentro del poblamiento del barrio Franklin que hoy lucha por mejorar su imagen y recuperar su identidad.
Este emblemático sector ha dejado de ser en la actualidad sinónimo de tranquilidad. Los delitos que allí ocurren -lanzazos a la salida del Metro y robos en el Matadero- preocupan a las autoridades. A esto se suma que el persa Bío Bío se ha hecho famoso por vender artículos de dudosa procedencia. Hace algunos días las autoridades lanzaron un plan para frenar estos delitos.
Los defensores del sector sostienen que Franklin es más que un lugar asolado por el lumpen. Ponen de relieve que el barrio Huemul conserva el encanto del pasado con sus antañas palmeras y adoquines. Y que frente a la biblioteca todavía perdura la casa que habitó nuestra poetisa. Esta sirvió como locación para la película "Coronación".
Sus vecinos todavía son capaces de disfrutar de la vida de barrio, pero ponen el acento en lo riesgoso que es caminar por sus calles.
"No se puede salir con nada de valor, me han robado joyas dos veces en la calle", cuenta Mercedes Sierra.
Mucho antes de que existiera esta población, Benjamín Vicuña Mackenna, ex intendente de Santiago, instaló un "muro sanitario" en avenida Matta, para "separar" el sector que ahora es Franklin, y evitar que se propagaran infecciones desde el Matadero hacia el centro. Algunos catalogan esa anécdota también como el primer intento de segregación.
Hoy, cuando el barrio lucha por mejorar su imagen, locatarios y residentes piden mayor vigilancia policial. Y solicitan un plan de desarrollo urbano que les devuelva su identidad.